MISTER DE HONOR


Pocas reuniones pueden alcanzar la satisfacción y el gozo de una asociación o un colectivo, cuando estas se convocan, como es el caso, para reconocer el éxito, el mérito o la trayectoria profesional de sus compañeros.
Es cierto que en la naturaleza no existen premios ni castigos, sólo existen consecuencias, que la virtud es premio en sí misma y que toda acción buena o eficaz tiene como recompensa el haberla hecho.
Quizá pueda pensarse que sobran reconocimientos o que se nos puedan antojar inútiles o reiterativos, o acaso sean los premiados los que aceptando la distinción sean en realidad quienes honran a las asociaciones que los señalan como excepcionales.
El caso es que, esta noche, los entrenadores de Cantabria tienen muchos y buenos motivos para sentirse satisfechos y gozosos, Ahí están cada una de las personas que han recogido sus premios y a los que hay que añadir tres personas más entorno a un galardón especial que nace con la vocación de continuidad: el "Míster de Honor".
Y que oportuna denominación: "MÍSTER". Recuperar esta palabra inglesa, que si está incluida en el diccionario de la Real Academia de la Lengua como entrenador deportivo, especialmente de fútbol, es una feliz reivindicación de un término que ando a proporcionar respeto y madurez a este deporte.
En Cantabria, se dio un claro ejemplo de ese respeto y madurez, porque los primeros equipos de fútbol carecían de entrenador. Era la figura del capitán, con el mandato de los directivos, quienes determinaban la organización y las alineaciones en los partidos. Pero el fútbol fue adquiriendo más exigencias, se fue acercando al rigor del profesionalismo y fue necesitando algo más que un Capitán para ganar las batallas, se necesitaba, se requería un General.
Y, en 1921, llegó a Santander el primer entrenador, el primer Míster, que no podía venir de otro sitio que de Inglaterra, Míster Pentland. Tenía 37 años, era el prototipo de gentleman, con una exquisita corrección en el saludo, en la conversación, en el trato con los jugadores; pero también era inflexible con los días, con los horarios y con la intensidad de los entrenamientos, algo a lo que los futbolistas de entonces no estaban acostumbrados. Jamás hubo tanta disciplina en el Racing, no necesitaba gritar para imponer sus criterios, se vestía de corto y enseñaba su magnífico toque de balón para convencer a sus pupilos. El Racing consiguió adquirir un verdadero sentido colectivo y convirtió el desmarque en el fundamento del juego de ataque.
Míster Pentland dedico una especial atención a la cantera, preocupándose personalmente por el equipo infantil. Una de sus frases favoritas era "los team como los caracteres se forman en las derrotas no en los éxitos", y con él, el Racing formo su carácter y convirtió a un grupo de chiquillos en uno de los equipos más potentes del Campeonato del Norte. Cuando se marchó Míster Pentland, el Racing volvió a contratar otro "Míster", el irlandés Patrick O'Connell, con quien el club consiguió clasificarse para el histórico estreno del Campeonato Nacional de Liga en Primera División.
En Cantabria, acaso más que en ningún otro sitio, la palabra Míster supone un valor añadido al siempre complicado oficio de entrenador. Valor añadido que esta noche ampliará sus atributos gracias a las cualidades de 3 hombres ejemplares que han dignificado la labor de técnico deportivo.
El primero de ellos, Vicente del Bosque, si como jugador siempre destaco por su inteligencia, por su capacidad de organizar el juego y por su técnica individual; como entrenador ha logrado elevar a la profesión a niveles de prestigio que nunca nadie había logrado como el título nobiliario de Marqués y el reconocimiento académico de Doctor Honoris Causa. Jugador del Club Deportivo Salmantino, del Castilla y del Real Madrid, donde estuvo cedido al Córdoba CF y al CD Castellón, además de jugador de la Selección Nacional; como Entrenador ha logrado con el Real Madrid y con la Selección Española lo máximo que se puede conseguir, la Copa del Mundo, la Eurocopa, 2 Ligas de Campeones y 2 Campeonatos de Liga en España. Pero estos importantes éxitos deportivos no han podido eclipsar su ejemplar imagen pública de hombre conciliador y sensato. No podremos encontrar declaración pública alguna que haya puesto en duda, nunca, el buen talante de Vicente del Bosque, un Míster respetado y querido, logros que en su curriculum, pueden acompañar, sin complejos, a sus grandes éxitos deportivos.
Otro nombre, el de Vicente Miera, enriquece esta velada de Entrenadores. También jugador en el Rayo Cantabria, Racing, Real Madrid y Sporting de Gijón; como entrenador dirigió a la Unión Popular de Langreo, Real Oviedo, Real Sporting, Español, Atlético de Madrid, CD Tenerife, Racing de Santander y al Sevilla FC; y, como Vicente del Bosque, también se hizo cargo de la Selección Absoluta de Fútbol. Pero fue como Seleccionador del equipo Olímpico cuando Vicente Miera obsequió al fútbol español con el éxito de la medalla de oro en los Juegos de Barcelona. Fue un éxito que supero aquella legendaria medalla de plata de los Juegos de Amberes de 1920.
José Antonio Saro, bien conocido de todos los presentes, en una época donde la formación de los entrenadores dejaba mucho que desear, José Antonio nos descubrió a muchos que un entrenador era algo más que un señor que nos hacía correr alrededor del campo y luego nos soltaba un balón para jugar. Jugó en equipos como el Rayo Cantabria, Gimnástica de Torrelavega, UD. Salamanca, UD Melilla y Real Murcia. Desde 1968, año en que comenzó su carrera como técnico, las sesiones de entrenamiento de Saro se divulgaron por los campos de Cantabria, la planificación, la metodología, la seriedad y el prestigio del trabajo del entrenador, que también extendería a equipos como el Racing de Ferrol, Endesa, Ponferradina, Orihuela y CD Numancia. Sin olvidar su destacado papel como Manager General del Racing en la temporada 92/93 cuando armo el recordado equipo del ascenso a Primera con hombres como Quique Setién y Tuto Sañudo, entre otros. A su talante de hombre responsable e integro, no quisiera pasar por alto su talento técnico como futbolista con la creación de un regate impensable, mágico, la "Sarina", que de alguna manera supuso un vínculo con Vicente del Bosque, que también lo practicaría cuando en sus tiempos del Salamanca se lo vio hacer a Saro.
Decía al principio, que es cierto que en la naturaleza no existen premios ni castigos, solo existen consecuencias, que la virtud es premio en sí misma y que toda acción buena o eficaz tiene como recompensa el haberlo hecho; pero los méritos de Vicente del Bosque, Vicente Miera y José Antonio Saro merecen propagarse porque dignifican la figura del Entrenador, marcan un estilo y dirección, comprometidos con la honradez, y muestran el camino para que los jóvenes entrenadores tengan una referencia clara de su vocación, y de, lo que para el fútbol español, fue la incorporación del Míster y el valor que hoy destacamos en nuestros primeros "Míster de Honor".
Enhorabuena y muchas gracias.


Raúl GÓMEZ SAMPERIO

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